sábado, 6 de junio de 2009

-EL MUNDO DE ORWEL ¡¡YA ESTA AQUI!!

ARTICULO EXTRAIDO DE LA REVISTA ENIGMAS AÑO XII Nº 131, ASI MISMO QUIEN ANALIZA EL ARTICULO (BRUNO CARDEÑOSA) TIENE VARIOS TITULOS A SU NOMBRE DE INTERES ACTUAL Y DE OBLIGADA LECTURA.


Usted decide. O pasa de pagina y busca el siguiente reportaje o se detiene en estas líneas. Pero si lo hace, aténgase a las consecuencias, porque descubrirá como el mundo imaginado por George Orwell en su obra 1984 ya esta aquí. Un mundo en donde la verdadera libertad no existe, en el cual la mentira se ha adueñado de la realidad y en el que sus integrantes han asimilado que solo son peones en manos de “los de arriba”


Solo hay una forma de librarse de ese “Gran Hermano” que nos controla y vigila. Y esa formula se resume en una afirmación: ser consientes. Precisamente, eso es lo que hace el protagonista de 1984 cuando empieza a descubrir que su mundo se erige sobre mentiras. Pongamos por caso una fecha: 10 de agosto de 2006. A primera hora de la mañana, la policía británica anunciaba que acababa de abortar uno de los planes terroristas más macabros de todos los tiempos. Al parecer, un grupo de islamistas suicidas iban a subir como pasajeros a entre 10 y 12 aviones, camuflando en botes de refresco las sustancias necesarias para la fabricación de explosivos líquidos. Ya en el avión prepararían las mezclas y las harían detonar en pleno vuelo. Si el plan hubiera llegado a su fin, hubieran muerto 3000 personas…


El “Gran Hermano” te vigila… y engaña

“La policía británica ha abortado un segundo 11-S”. Asi se presento al mundo. El ataque iba a ser inminente. Ocurriría ese mismo día. O el siguiente. Y pese a que se detuvieron a 23 integrantes de la red vinculada a Al-Qaeda que iba a cometer la masacre, las autoridades cerraron los aeropuertos durante horas. Posteriormente, las medidas de seguridad se incrementarían de forma notable: nadie podía llevar equipaje de mano, salvo utensilios de primera necesidad en bolsas transparentes. Además, quedaba prohibido subir al avión con cualquier tipo de líquido. Incluso los biberones de los bebes deberían se revisados por los agentes.

Tras ese 10 de Agosto, decenas de vuelos fueron suspendidos a causas de presuntas amenazas terroristas. En algunos casos, las situaciones resultaron patéticas. Por ejemplo, un vuelo que partía de Málaga hacia Londres se demoro varias horas debido a las actitudes sospechosas de dos pasajeros. Al parecer, no vestían como turistas normales. Miraban mucho el reloj y parecían inquietos. Ante la situación, el comandante del vuelo decidió ejercer sus plenos poderes y “expulso” a los dos sospechosos, que tuvieron que ser sometidos a una investigación. El pecado: que su comportamiento no era adecuado, situación en la cual no es aventurado afirmar que tuvo algo que ver el hecho de que fueran paquistaníes, o sea, musulmanes.

En esos mismos dias, varios vuelos más sufrieron situaciones similares. Por ejemplo, un avión que volaba desde el reino Unido a Estados Unidos tuvo que ser interceptado por cazas debido al extraño comportamiento de una pasajera. Finalmente, todo fue cosa de un ataque de ansiedad en una mujer de origen…afgano, o sea musulmán.


En el mundo que predijo Orwell en su novela 1984, el poder ejerce un control severo sobre todos los ciudadanos hasta el punto de que el pensamiento -siempre que se salga de una normalidad establecida como tal- puede ser un delito a combatir. En su obra, incluso existe un cuerpo policial que se encarga de velar porque nadie haga o piense “cosas distintas”. Pues bien, a raíz del atentado abortado el 10 de Agosto en Londres, las autoridades de Gran Bretaña y Estado Unidos han decidido activar la “policía del comportamiento” de forma experimental en seis aeropuertos. Dicho cuerpo actúa según los criterios del métodospot” – Screening Passangers by Obserbation Technique o “revisión de pasajeros con técnicas de observacion” –. Aparentar nervios, apretar los labios, sudar o mostrar signos depresivos son los indicativos que encienden las alarmas de la policía del pensamiento. Quien actúa asi, puede ser terrorista; a el se acercara un agente secreto que le formulara una serie de preguntas casuales. Si las respuestas no son satisfactorias, el sospechoso puede pasar a galeras. En el aeropuerto de Dulles en Washintong, más de 1000 personas han sido “retenidas” gracias a este método, pero de ellas, solo cincuenta habían cometido algún tipo de irregularidad, aunque en ningún caso relacionado con terrorismo.

Con el paso de las semanas, la verdad se hizo hueco. Los presuntos terroristas no habían comprado billetes de avión, ni para esos dias ni para ningún día. Es mas, la mayoría no tenia ni pasaporte. Además, los estudios científicos demostraban que el presunto plan era imposible de cometer. Pero la verdad es que los grandes medios solo destacaron este hecho –y ni siquiera lo hicieron todos- en letra pequeña. De hecho, solo contra 8 de los 23 detenidos se presentaron cargos por “posesión” de objetos que podían ser utilizados por personas que quisieran cometer atentados” y por “conspiración para la preparación de un atentado”, acusaciones que solo pueden sostenerse gracias a las nuevas legislaciones creadas a partir del 11-S. “El gobierno y los medios de difusión condenaron por adelantado a los acusados. Se sembró el pánico, el miedo y la histeria, que ya están presentes en aeropuertos, estaciones de tren…”, escribe Jaime Petras, profesor de la Universidad de Nuevas York, que explica asi cuales son las verdaderas motivaciones de estas falsas alarmas.


“Guerra es paz”


En 1984, Orwell presento un gobierno que se fundamentaba en tres principios: “Guerra es Paz, “libertad es esclavitud” e “ignorancia es fuerza”. Ciertamente, esas tres aseveraciones son las que se utilizan para dominar el mundo a día de hoy: “El falseamiento de la realidad es la base: creer mentiras impuestas que nos harán fuertes”, asegura Luís G. Prado. Y para apoyar esas mentiras y convertirlas en la verdad incuestionable hay que conseguir que seamos ignorantes: “Cuando mas lo seamos, menos posibilidades de descubrir incoherencias”, añade el estudioso en su exposición sobre Orwell en la Feria del libro de Cádiz en 2003. Y asi, una vez que las mentiras se hacen fuertes gracias al control de los grandes medios de información, se da formas a la existencia de enemigos que ponen en riesgo la integridad y la seguridad, lo que permitirá vivir en un estado de aparente paz que, en realidad, es un conflicto permanente contra esas fuerzas del mal cuya potencialidad y capacidad han sido exageradas gracias a las mentiras impuestas en una sociedad ignorante en la cual, quien deja de serlo, pasa a ser distinto, diferente, raro…

Y es que el disidente puede poner en riesgo el Sistema. Es ahí cuando entra la policía del pensamiento preconizada por Orwell. Y existe. De hecho, el pasado mes de agosto, el sargento del ejército norteamericano Donald Buswell era procesado por un tribunal militar tras escribir un mensaje de correo electrónico –interceptado gracias a las técnicas de espionaje de la vida privada- donde cuestionaba la versión oficial de los atentados del 11-S. Ni siquiera le sirvió de excusa el hecho de que hubiera sido condecorado como héroe de la guerra en Irak.


Un buen ejemplo de cómo se apaga la voz del disidente se vivió con los “fastos” del quinto aniversario del 11-S. Como era de esperar, todos los medios de comunicación aprovecharon la coyuntura para llenar minutos de radio y televisión, o para ponerle tinta a las páginas. Curiosamente, ningún medio de comunicación de los llamados de masas se ha hecho eco de las denuncias del presidente de la principal asociación de victimas, Hill Doyle, padre de un directivo de Merryl Lynch que murió el 11-S. Asegura Doyle que la versión oficial no se ajusta a la realidad y que los rascacielos cayeron a consecuencia de explosivos situados en los edificios. Del mismo modo, Walter Rodríguez, presidente de la “Asociación de Victimas Hispanas del 11-S”,

Señala lo mismo e incluso más: el mismo fue testigo de cómo estallaban artefactos antes de la caída de las torres. Pero las autoridades y los grandes medios solo quieren a Doyle y Rodríguez para salir en las fotos y expresar su dolor; pero para que cuenten la verdad no sirven.



Entre los libros de George Orwell destaca 1984, una obra en la que critica abiertamente lo que los totalitarismos pueden generar en un futuro. Y es que Orwell, que fue una de las voces de la conciencia de toda una generación, denunció los sistemas autoritarios de Este, pero advirtió que los mecanismos de control social se darían tambien en el mundo anglosajón.

En el mundo dibujado por Orwell, los disidentes han cometido un “crimental” -de crimen y pensamiento- y tendrían que ser expulsados del Partido Interior, la fuerza política que gobierna Oceanía, uno de los tres grandes países que aparecen en 1984 y que están enfrentados en una guerra permanente con Eurasia y Asia Occidental. Pero hoy, los autores de “crimental” no solo son ciudadanos honorables; tambien los hay periodistas e investigadores a los que hay que condenar si disienten de las normas establecidas. Un buen ejemplo de esta situación se vivió el 17 de agosto de 2006 en la cadena CBS, una de las más importantes emisoras de radio de Canadá.


Todo sucedió tras la preparación de un especial del programa Current sobre el 11-S. Al espacio asistieron algunos destacados científicos que integran el movimiento por la verdad de 11-S. Pero cuando el programa se emitió, la opinión de los disidentes quedo reducida a la mínima expresión y se omitieron todos los datos científicos aportados por ellos. En cambio, se magnifico la presencia de Mark Fenster, de la Universidad de Florida, que explico que la conspiración la defienden personajes falsarios. La tesis de Fenster, quien se caracteriza por sostener la existencia de un enemigo que quiere destruir Occidente, cobro peso, pues lógicamente se habían suprimido los argumentos de los “conspiranoicos”, un termino que mundialmente se ha utilizado parra definir el “crimental” de quienes no comulgan con la verdad oficial.


“La ignorancia es la fuerza”

Una de las ideas que plasmo Orwell en su novela la resume el mismo de esta forma:

“Las palabras pueden corromper el pensamiento y el pensamiento las palabras”.


Tras esta afirmación se esconde uno de los planteamientos más serios del genial autor. Y es que 1984 presenta un momento vital de Winston Smith, un miembro del partido gobernante que comienza a dudar. Y es que en el momento histórico en el cual se desarrolla la novela, Oceanía, su nación, esta en guerra con Eurasia y aliada con Estacia: “El enemigo representa el mal absoluto y de ello se derivaba que cualquier acuerdo con el, pasado o futuro, era absolutamente imposible”, escribe Orwell a la hora de radiografiar aquel hipotético tiempo. Sin embargo, Smith averigua que tan solo cuatro años antes, Oceanía y Eurasia eran firmes aliados. Pero aquello ya no formaba parte de la historia: “Su memoria no estaba suficientemente controlada”, explica Orwell en Smith.


Los grandes medios de comunicación solo dan un visión de la realidad que es coincidente con el pensamiento general, pero que anula todo tipo de critica. Esta situación fue profetizada por Orwell en 1984


Lo que viene a explicar el novelista es que el riesgo de las sociedades del futuro –y ese futuro, ¿ya esta aquí?- es que se utilicen diversos mecanismos para que los ciudadanos olviden o ignoren aquellos episodios recientes o pasados que no conviene conocer. Evidentemente, no se queman libros ni se borran los pensamientos de los súbditos. Hay otros métodos: “la única manera de mantener esas creencias es compartiéndolas en el grupo, con lo que el grupo se convierte en fuente de creencia y de la presión, no solo a seguir creyendo sino a hacerlo de forma correcta u ortodoxa” explica en alusión al pensamiento único Jose Maria Tortosa, de la Universidad de Alicante. Precisamente, en su libro La guerra de Irak: un enfoque orwelliano, el catedrático pone como ejemplo la creencia extendida en la sociedad norteamericana de que tras el 11-S tambien estaba Saddam Hussein. Dicha idea llego a ser defendida hasta por el 90% de la población, lo que fue utilizado como autorización para la invasión de Irak. Luego se supo que no era verdad, pero cuando el trabajo ya estaba hecho: “En tiempos, el gobierno de EEUU recibía y visitaba a Saddam y sus ministros, y miraban a otro lado cuando se trataba de la represión de los kurdos o chiítas con armas de destrucción masiva, violaciones y demás comportamientos. Pero después, ambos fueron presentados como enemigos”, escribe Tortosa, que tambien pone como ejemplo el apoyo que los talibanes o Bin Laden recibieron por parte de occidente durante muchos años antes de ser declarados como enemigos. Y quienes a comienzos del siglo XXI recordaron esa realidad fueron considerados como disidentes y conspirativos, o sea (Crimentales)


Que razón tenia Orwell: “Decir la verdad en tiempos de manipulación es un acto revolucionario”.


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