En Mayo TCS realizará su maratón “filantrópico” anual, en
el que se reunirán todas las “Estrellas” y celebridades salvadoreñas, los
políticos en búsqueda de tiempo aire y los empresarios que buscan los
frutos de la responsabilidad social para aportar en beneficio de los
niños discapacitados de El Salvador.
Veremos la maquinaria de estos “altruistas” —la empresa y personas que llevan el estigma de una hipocresía como
si de ángel de la guarda se trata, ellos bajo el disfraz del “dar sin recibir” en
la realidad dicen esto:
“Nosotros hacemos televisión para jodidos,
porque El Salvador es un país de
jodidos”— pedir bajo la seducción del espectáculo —principado de programas de
juegos, comedia vulgar y futbol mediocre— al pueblo salvadoreño que saque su
“guardadito” para, apelando al simulacro emocional, participar en un derrame de
conciencia y caridad, en un acto que “une a El Salvador” y que muestra de lo
que “somos capaces”, porque, recuerda, “sí se puede” (ese canto de guerra que
apela al Salvadoreño como un ente acomplejado).
Y esto no solo aquí en El Salvador en México
es elevado a la 10ª potencia, hablaremos de México porque la prácticamente la
materia prima proviene de allá, tanto artistas como ideas, para los países que
participan de este evento.
Es
evidente que analizar y criticar al Teletón —el chantaje emocional que reduce
los valores a la farsa por una buena causa, la evasión fiscal y el marketing de
la filantropía que opera como unautofellatio—
es un tema delicado, después de todo buena parte de la enorme cantidad de
dinero que se recauda seguramente ayuda de manera importante a miles de niños
marginados por el sistema económico y político que encabezan empresas como TCS, TV AZTECA, TELEVISA, DORIANS, SAMBORNS,
SIMAN, etc. Y en general la mayoría de
las personas que participan, incluyendo probablemente a muchos de los artistas
y empresarios, actúan con una buena intención, la cual se traducirá en que
alguno de los tantos niños que sacan en cámara lenta y con un audio de
violines vuelva a caminar.
Pero,
este “bien” que produce el Teletón, ¿exenta entonces —como una mano de Midas
que todo lo que toca lo expía— cualquier evasión fiscal y manipulación
mediática, justifica cualquier medio por tan loable fin?
Es
importante separar los beneficios que se pueden brindar a la sociedad con un
evento de esta magnitud del entramado y la doble moral con que se realiza.
Existió una mente maquiavélica en que pudiera
haber dicho: “Copiemos
el Teletón de Chile, demos la impresión de que somos altruistas, generemos rating y deduzcamos un raudal de impuestos”,
e incluso: “utilicemos
a los niños discapacitados porque son los que más impacto causan, y así
obtendremos más pequeñas donaciones, las cuales podremos deducir como nuestras”.
Esto no se puede aseverar de ninguna manera, pero la realidad es que el
Teletón se mantiene como un gran negocio en múltiples sentidos, lo cual, si no
suscribimos el razonamiento de que por este fin cualquier medio se justifica,
nos revela una abyección moral: donde la empresa, como supra entidad, lucra con
aquellos niños que exhorta a ayudar. En palabras de Slavoj Zizek, en lo que
llama la hipocresía de la filantropía: “se
repara con la mano izquierda lo que se destruye con la mano derecha”.
El
Teletón es el punto culminante que define la esencia de las empresas que lo
promueven Televisa, TCS, por ejemplo en México el momento en que el gigante amarillo
(Televisa) chillante se desnuda. Jugando con el concepto de simulacro de
Baudrillard —expresado en esta frase:
“Disneylandia se
halla ahí para ocultar que todo el país ‘real’, todo el Estados Unidos ‘real’
es Disneylandia”
Podemos decir que el Teletón, como máximo espectáculo de moralidad, se
halla ahí para ocultar que Televisa es toda ella inmoral —y
también toda ella un Teletón, una manipulación para obtener dinero: la telenovelización de la realidad consensual.
(Habría que decir que esto no significa que todas las personas que componen
esta empresa sean inmorales, sino que, como la supra entidad que es ante el
Estado en el caso de su exención fiscal o de promulgar leyes a la medida, es
inmoral, y esto se debe en buena parte a la personalidad moral que le han
imbuido sus dueños y ejecutivos).
“La más grande jornada de amor”, dice Lucero
sobre el Teletón, la mujer CAZADORA DE ANIMALES que puede llorar a
voluntad por el dinero del pueblo y suscitar
“el milagro” que se llegue como
por arte de magia a la cifra predicha. Además del tema de la masiva deducción
de impuestos, la orgía de autopromoción velada y el negocio de la publicidad
que significa el rating elevado (los cuales abordaremos a
continuación), no es menor el tema psicosocial, la proyección de los valores,
que podríamos llamar “eternos”, como monedas de cambio o como simulacros
superficiales de su significado, que reducen toda profundidad a la fatuidad. La
fiesta del Teletón.
¿Es verdaderamente una fiesta de amor, de
empatía, de filantropía, de solidaridad?
¿Son verdaderas las sonrisas de alegría
(o de zalamería) de los artistas y presentadores, los grandes esfuerzos
de los empresarios que se toman la foto firmando el cheque gigante, los
compromisos de los políticos que se cuadran ante la empresa televisa que la
promueve y las cámaras o incluso los conmovedores spots que nos muestran la cruda realidad de
los niños inválidos?
En
México y no dudamos que en El Salvador también, lo que denota el simulacro que
promueve la aportación monetaria es una relación intrínseca de manipulación,
que por lo demás caracteriza en toda su programación a estas empresas televisivas.
El Teletón, que es justamente el programa de
TV con el que Televisa busca limpiar su imagen, de todos conocida como ruin en
el aspecto de verdaderamente aportar a la cultura, es el programa con el que
Televisa se vuelve corruptamente transparente: como en una radiografía de
su psique. Por un lado tenemos a las actrices de telenovela en ropa provocativa
hablándole condescendientemente a los mexicanos o a los galanes, machos
mexicanos que son argentinos, robando suspiros con toda la épica faramalla
dispuesta por floor managers con sus “innovadoras” tomas embebidas
en la insalvable estética del alto impacto, y por otro lado tenemos a la élite
ejecutiva porfiando en su alquimia, las empresas aliadas que se confabulan con
Televisa celebrando por dentro participar en una situación de ganar-ganar y
dirigiéndose al pueblo con resabios de la vieja demagogia que instauró en la
conciencia colectiva del país el PRI.
Quien quiera tomar un curso
relámpago de análisis de medios y de teoría crítica hará bien en presenciar
unos minutos del Teletón —y por suerte no necesitará volver a sintonizarlo,
porque en ese fragmento podrá apreciar toda la estructura tautológica de
manipulación y simulacro que permea a la programación televisiva, que es
también programación mental en su punto más bajo.
Ahora
bien, este cariz de manipulación-simulacro permea en general a la televisión; evidentemente
el punto nodal que hace de este pathos espectacular una polémica fuente de indignación
para la conciencia es la usura que oculta, el privilegio elitista que connota.
Mucho
se ha hablado de hasta qué punto deduce impuestos Televisa y las grandes
empresas que aportan al Teletón. En un artículo publicado por Eje
Central, el investigador Raul Trejo Delabre escribe:
Habrá
quienes consideren que ese dinero tiene mejor destino para una causa altruista
que en manos de nuestros gobernantes. Pero las carencias fiscales que padece el
país tendrían un paliativo nada desdeñable si los consorcios, que suelen
deducir impuestos gracias a exenciones como las que les permite hacer el
Teletón, pagaran sus impuestos cabalmente y sin subterfugios.
Existen
dos vertientes entre las acusaciones que se le hacen a Televisa en torno
a una posible exención fiscal a través del Teletón. +
Por una parte es innegable pero
también totalmente legal que estas cuantiosas contribuciones a la causa del
Teletón son deducibles de impuestos y, por lo tanto, un dinero que habría de
ser destinado al gobierno y a los ciudadanos en general se va hacia una
Institución de Asistencia Privada —para la cual no existen cabales mecanismos
de auditoría. Aunque obviamente se puede objetar que este dinero está mejor
administrado así que en manos del gobierno.
Por otro lado se acusa a Televisa
de utilizar las contribuciones de los individuos que donan pocas cantidades
—pero que suman la mayoría para traspasarlas como su propia donación y deducir
impuestos con dinero del pueblo que ve sus telenovelas y desea a sus artistas.
Sergio Sarmiento, uno de los intelectuales de
cabecera de las televisoras (que viven en cómoda lisonja del oligopolio),
explica que en realidad esto es imposible y se atreve a jurar a su lectores que esto no sucede.
Dice Sarmiento: “De hecho, los donantes pueden sacar un recibo a su nombre
directamente en una página de internet”, el cual podrán deducir.
Sin embargo. ¿Cuántas personas que solo aportan
$10 pesos, = $0,74 de dólar
$20 pesos = $1,48 de dólar
o hasta
$100 pesos = $ 7,42 de dólar se toman la molestia de pedir un recibo?
Al mismo tiempo existen muchos casos de
empresas que aglutinan sus aportaciones, solicitando a sus empleados que
aporten (y en cierta forma forzándolos a hacerlo ante una presión social), lo
cual, al entregar la cantidad integral, les permite deducir impuestos con el
sueldo de sus trabajadores.
En el apartado de “destino de los recursos”
[de Teletón] sólo se enuncian las cantidades recolectadas cada año y las
acciones emprendidas. No hay acceso a
las auditorías ni a los informes contables de la fundación ni del patronato.
Eso sí, se despliegan las fotos de los filántropos de la discapacidad que
integran el patronato:
-Emilio Azcárraga
Jean
Emilio Fernando Azcárraga Jean (Ciudad de
México, México; 21 de febrero de 1968), es un empresario mexicano, presidente
del Consejo de Administración del Grupo Televisa.
Es hijo de Emilio Azcárraga Milmo y nieto del
fundador de grupo Televisa, Emilio Azcárraga Vidaurreta, tiene tres hermanas
Alessandra, Ariana y Carla. Su primera esposa fue Alejandra de Cima Aldrete, la
cual fue víctima de cáncer desde muy temprana edad, mismo que ya fue superado,
creó la 'Fundación Cima'. Su actual pareja es Sharon Fastlicht Kurian con quien
tiene un hijo fuera del matrimonio.
-Alejandro Vargas
Guajardo
MVS Comunicaciones es un conglomerado
mediático mexicano, con sede en la Ciudad de México. Fue fundado en 1967 por Joaquín
Vargas Gómez (1925-2009).
MVS es propietario de MVS Televisión, empresa
dedicada a la producción y distribución de contenidos televisivos, y MVS Radio,
grupo que opera cuatro estaciones radiofónicas transmitiendo para américa
latina. Posee el 51% del capital social del sistema direct-to-home, Dish
México, en alianza con la operadora satelital estadounidense, EchoStar, la cual
posee el resto de la participación.
-Carlos, Adrián y Francisco
Aguirre Gómez
Grupo Radio Centro, también conocido como
GRC, es un grupo privado de radiodifusión mexicano propietario de 12 estaciones
en la ciudad de México, una estación en Guadalajara, una estación en Monterrey
y una estación en Los Ángeles, EE. UU., además de la Cadena OIR (Organización
Impulsora de Radio) que posee una red de emisoras afiliadas en toda la República
Mexicana.
-Alfredo Harp Helú
Alfredo Harp Helú. Empresario mexicano que se
inicia en los negocios en la década los 70, al fundar la Casa de Bolsa Acciones
y Valores de México, S.A. de C.V., una de las primeras empresas de su tipo de
México. En esa misma década colabora activamente en la emisión de la primera
Ley del Mercado de Valores. Beneficiario de la billonaria compra de Banamex por
parte de Citigroup en el año 2001
-Sissi Harp Calderoni.
Presidenta de la fundación Alfredo Harp
-Calos Slim Domit
Carlos Slim Domit (1967) es un empresario
mexicano, hijo del multimillonario Calos Slim Helú, presidente del Consejo de
Administración de Telmex, el gigante de comunicaciones, cuyas ventas
ascendieron a 12 billones de dólares en 2004, año en que tomó posesión también
es consejero de las empresas América Móvil, América Telecom, Grupo Carso, U.S.
Commercial Corp., CompUSA, y de algunas subsidiarias. También fue director
general de la cadena de tiendas y restaurantes Sanborns.
-Fernando Landeros
Verdugo
Pedro Fernando Landeros Verdugo (nacido el 7
de septiembre de 1963, México, Distrito Federal) es el creador y presidente de
Fundación Teletón México y Fundación México Unido. Es también conocido como
"El Chobi" Landeros.
-Francisco Ibarra
López
Grupo ACIR o Asociación de Concesionarios Independientes de Radio es
un grupo radiofónico mexicano que opera varias estaciones de radio bajo marcas
como: Amor,
Radio Disney, Digital, Mix, La Comadre, Radio Felicidad, Noticias, entre otras.
-Javier Sordo
Madaleno
Javier Sordo Madaleno Bringas, arquitecto
mexicano, nació en la ciudad de México en 1956. Sordo Madaleno estudió en la
Universidad Iberoamericana de 1974 a 1979. Hijo del arquitecto mexicano Juan
Sordo Madaleno reconoce que le debe mucho a su padre así como al famoso
arquitecto Luis Barragán (1902 - 1988).
-Eduardo Ricalde
Medina
Presidente ejecutivo de fundación en
Movimiento
-Juan Diego Gutiérrez
Cortina (Derecha)
Fundador de coorporativos GUTSA empresa inmobiliaria
y de infraestructura tanto urbana como industrial, y en rubros como comunicaciones
y transporte, agua, estructuras metálicas, concesiones, energía.
-Gabriel Alarcón
Velázquez
Ex dueño del periódico El Heraldo
-Juan Franciso Ealy
Ortiz
El Universal es un
diario mexicano de circulación nacional fundado en 1916. Es uno de los diarios
de mayor circulación en México.
Teletón Mexico:
Según
la investigadora Sara Murúa, la auditoría de las donaciones y de los
recursos del Teletón está envuelta en una laguna legal:
El
problema fundamental con este tipo de fundaciones es la triangulación de sus
fondos, que les permite a las grandes donadoras tener mecanismos fiscales
privilegiados para exentar impuestos e, incluso, para que ellos declaren como
propios los donativos de terceros, en especial, de particulares [...].
El
mundo ideal de iniciativas como Teletón es ‘yo dono, tú donas, todos exentamos…
menos los que realizan donaciones pequeñas (entre 20 y 200 pesos) y no reciben
comprobantes fiscales’. Tampoco se auditan públicamente los recursos
posteriores para el “mantenimiento” a los CRIT. Estos fondos son públicos. Por
ejemplo, el 9 de diciembre de 2006, el gobernador del Estado de México, Enrique
Peña Nieto, agradeció que su entidad fuera la primera en contar con dos centros
de este tipo (en Tlalnepantla y Ciudad Netzahualcóyotl) y se comprometió a
aportar anualmente “entre 20 y 30 millones de pesos” para el mantenimiento de
los centros.
Además
de esta especie de tiniebla fiscal que envuelve al Teletón, tenemos un caso en
el que una empresa privada, Televisa, asume el rol del Estado, “de papá
gobierno”, y toma decisiones con recursos que de otra forma habrían de formar
parte del presupuesto del país y de los estados. De nuevo el investigador
Raul Trejo Delabre:
El
Teletón le ofrece a Televisa una extraordinaria oportunidad para afianzar su
papel como eje de una buena parte de la vida pública mexicana y para exigir la
presencia y el acatamiento de otros actores políticos. Gobernadores,
legisladores, funcionarios públicos y desde luego el presidente de la
República, suelen acudir sin chistar (de hecho, la mayor parte de ellos van
radiantes a recibir la bendición mediática) a ese evento de Televisa. Allí, el
consorcio comunicacional ejerce vetos pero sobre todo publicita a sus
favoritos. Los minutos que reciben en pantalla, son sintomáticos de la
complacencia que suscitan en Televisa los personajes públicos con mayores
ambiciones política
Para
añadir a este cóctel de pantano, Televisa tiene la facultad de vender espacios
publicitarios, como ocurre con su programación regular, solo que se beneficia
del rating que
le otorga la parafernalia y la panoplia filantrópica del Teletón, lo cual,
según Trejo Delabre, encarece sus tarifas. Como si fuera el Mundial de la
caridad capitalista.
Más
allá de este caso específico, el cuestionamiento de este sistema de deducción de
impuestos, limpieza de reputación y autopromoción velada común a la filantropía
corporativa es algo que habría que poner sobre la mesa. El filósofo esloveno Slavoj Zizek ha hablado
largamente sobre esto. Zizek ve en la filantropía de las grandes
empresas un intento por humanizar el capitalismo y por mantener el statu quo,
que es justamente lo que de entrada hace necesario que se hagan estas
donaciones. Es decir, en el fondo Televisa o Nike o BP, son la causa de la
desiguladad y la pobreza —que motivan estas asistencias sociales— y por lo
tanto la solución que proponen es solo una solución en apariencia, porque de proponer
una verdadera solución irían en contra de ellos mismos. Para que Televisa (o
Coca-Cola o Goldman Sachs, etc.) pueda seguir incrementando sus ganancias y
detentando el poder que le otorga un privilegio para hacer negocios, necesita
que “los jodidos” sigan jodidos y, aunque parezca contradictorio, el Teletón y
este sistema de filantropía capitalista contribuye a que esto permanezca así.