-FALSOS ANTIGLOBALIZACION

Allá por los años ´60 del pasado siglo XX, cuando los dos grandes bloques económico-político-militares del Planeta todavía se miraban acechantes en plena guerra fría, los partidos políticos y colectivos marxistas-leninistas existentes en los países demoburgueses contemplaban a la O.T.A.N. como un obstáculo para la extensión del comunismo a escala mundial. Así pues, de acuerdo a unas directrices dictadas esencialmente desde Moscú se camuflaron de pacifistas para intentar minar el ya paupérrimo espíritu guerrero de sus conciudadanos occidentales y debilitar, de esta manera, la defensa militar del mundo partitocrático ante una futura agresión de los ejércitos del Pacto de Varsovia. Ni que decir tiene que este falso pacifismo sólo tenía a la O.T.A.N. como blanco de sus iras, nunca al Pacto de Varsovia.

A partir de una serie de hechos acaecidos tras el telón de acero, como el de la sublevación popular anticomunista en la llamada Primavera de Praga del ´68, la pérdida de credibilidad y la impopularidad del comunismo fue tan en aumento entre la ciudadanía occidental que los citados partidos de corte marxista, incrustados en el orbe demoliberal, tuvieron que ponerse nuevas máscaras para realizar proselitismo con unos mínimos visos de éxito. Ahora empezaron a abanderar causas como la del ecologismo, con campañas en contra de unas centrales nucleares que, paradójicamente, funcionaban a pleno rendimiento en los países que eran sus referentes ideológicos. O con actos en contra de un armamento nuclear que, también curiosamente, abundaba tras el telón de acero.

Pero, a más caretas más posibilidades de que su militancia aumentase. Así, se lanzaron a reclamar la legalización de un consumo de drogas blandas, como la marihuana, que los sistemas políticos comunistas tenían totalmente prohibido.

Leninistas, estalinistas, pero también trotskystas, maoístas, castristas, anarquistas,... siguieron buscando señuelos con los que seguir intentando ganarse adeptos. Y coparon el llamado movimiento okupa.

¿Y cuál ha sido, y es, su última acción camaleónica? Pues, sencillamente, la de crear el llamado movimiento antiglobalización y pretender, por tanto, luchar contra este fenómeno generado por el capitalismo.

Y decimos pretender luchar porque todos estos colectivos, no lo olvidemos, izquierdistas tienen una imagen muy sesgada de lo que significa la globalización mundial, porque sí, en efecto, es globalizador el proceso tendente a que todos los habitantes de nuestro planeta:

-Consuman el mismo tipo de comida, preferentemente el ofrecido por las grandes cadenas de establecimientos de fast food; más propiamente definida como comida basura.

-Beban, desde Camboya a Surinam y pasando por el Congo, las mismas marcas de bebidas refrescantes.

-Anhelen calzarse con las zapatillas de deporte fabricadas por las tres o cuatro grandes multinacionales del sector.

-O vistan de conformidad con las modas marcadas en cada momento y ampliamente difundidas por los medios publicitarios convencionales o por películas y series televisivas.

Es globalización el hecho de que las grandes empresas multinacionales que monopolizan o se reparten los diferentes sectores y actividades de la producción estén uniformizando costumbres, hábitos y gustos a lo largo y ancho del Planeta, a costa, por un lado, de ir destruyendo los pequeños negocios, la empresa familiar y empresas locales y nacionales y, por otro lado, de estar aniquilando los usos y la idiosincrasia de las diferentes culturas que pueblan la Tierra.

No hace falta decir que la gran finanza constituye el alma de todas estas grandes multinacionales y de todos estos monopolios, truts, cártels, hóldings,..., pues la conocida frase de que ìel dinero no tiene fronteras ni, en consecuencia, patrias, no es precisamente una frase hueca, sin sentido.

Todo lo expuesto es, en efecto, globalizador, pero no olviden los marxistas que su dictadura del proletariado también lo es desde el momento que prohíbe, por ejemplo, cualquier tipo de iniciativa privada local y que hace del Estado el único propietario de cualquier tipo de actividad económica o social y el único ente autorizado para marcar pautas de consumo o de comportamiento.

Y no olvide, asimismo, todo este mal llamado movimiento antiglobalización integrado básicamente, recordémoslo, por marxistas de todo pelaje, por anarquistas, okupas? que viene a ser lo mismo-,..., no olvide, decíamos, que los diferentes colectivos que lo integran se han erigido en unos de los grandes responsables de convertir nuestro orbe en una Aldea Global , pues no hay forma más irreversible de uniformizar gustos a nivel planetario que destruyendo los muchos usos, costumbres y tradiciones que todavía perviven o subsisten como pueden y que forman parte de la idiosincrasia de tantos pueblos, etnias y razas que constituyen su soporte físico y que son su vehículo de expresión. Pueblos, etnias y razas que todos estos colectivos izquierdistas contribuyen a hacer desaparecer promoviendo, en Occidente, activa y concienzudamente, los movimientos inmigratorios masivos por parte de otras razas.

Sobra recordar que la (TRANSCULTURIZACION) representa la desaparición de las razas originarias y, por ende, de sus respectivas culturas. Y el vacío cultural creado en el individuo nuevo lo dejará indefenso ante un Sistema que se aprovechará, sin obstáculos ya, para programarlo, manejarlo a placer y convertirlo en esclavo de las normas, gustos y necesidades consumistas que le irá dictando e imponiendo el colectivo mayor.