Una de las preguntas que surgen
habitualmente entre los ciudadanos mexicanos, es ¿para qué seguir con la guerra
contra el narco, si a todas luces se revela absurda? Esta guerra, cuyo único
resultado visible es el escalamiento de la violencia y la tensión social, es
absurda para los ciudadanos, pero no es absurda para el gobierno mexicano y
tampoco para el gobierno de Estados Unidos, para los cuales es, sobre todo, un
gran negocio, y parte de un plan más amplio. Los ciudadanos que mueren, o la
policía y soldados que mueren, son solamente casualidades, peones prescindibles
en el marco de un superobjetivo.
Aún cuando el presidente de turno pueda
apelar a razones sociales o morales para lanzar su cruzada contra el narcotrafico –aún
cuando estas razones puedan ser parte de su razonamiento dentro del
conservadurismo fanático de su partido sea cual sea y de su ideología política- la realidad
es que lo que mueve a esta guerra contra el narcotrafico no es muy distinto de lo que
mueve la guerra contra Irak, y muchos de los actores son los mismos, (no la gente de a pie, o los que trabajan en la empresa del narcotrafico, consumidores, vendedores etc) si no la élite bancaria y empresarial usurera.
Pongamos el ejemplo del caso del mayor ejército privado del mundo Blackwater, hoy llamado Xe Services.
Pongamos el ejemplo del caso del mayor ejército privado del mundo Blackwater, hoy llamado Xe Services.
Para decirlo en pocas palabras, la
guerra contra el narcotrafico en México es parte de un enorme negocio de contratistas
militares estadounidenses que prestan servicios de asesoría, entrenamiento y
venta armas a ambos bandos; también, para las dependencias que manejan
espectaculares presupuestos de seguridad en México y para el mismo gobierno que
militariza el país y crea una policía que, pese a su incompetencia o
corrupción, permitiría también reprimir movimientos sociales que verdaderamente
atentaran contra el gobierno y no sólo cárteles enemigos, en oposición a
cárteles amigos, como el de Sinaloa. Esto significa la creación de un estado
vigilante y militarizado, una de las principales razones por las cuales se han
prohibido las drogas en el mundo, como ya lo atisbaba el lúcido junkie William
Burroughs hace 50 años, bajo el concepto de "sociedad de control".
Pero
para que el negocio sea redondo, el plan parece involucrar como meta final la
precipitación de México como un estado fallido, lo cual permitiría la movilización
del aparato militar estadounidense en México y la apropiación de los recursos
naturales –tanto como por un pacto de ayuda como por una medida de seguridad
nacional y de protección de su frontera.
¿Suena muy lejano?
¿Otra teoría de la conspiración?
Analizemos el caso, revisemos antecedentes y consideremos los datos puntuales que nos hacen pensar que esto está sucediendo.
¿Suena muy lejano?
¿Otra teoría de la conspiración?
Analizemos el caso, revisemos antecedentes y consideremos los datos puntuales que nos hacen pensar que esto está sucediendo.
El periodista James Cockcroft publicó un nuevo libro llamado ominosamente “Mexico’s Next Revolution”, una parte del artículo donde se resumen las ideas de este libro. La
tesis de Cockcroft es fundamentalmente que existe un plan actualmente para que
México se convierta en un estado fallido y Estados Unidos inicie una progresiva
invasión, sino al punto de lo que ha sucedido en Afganistán, al menos como ha
ocurrido en Colombia, donde Estados Unidos tiene varias bases militares
operando.
Cockcroft además, junto con el periodista e investigador Gilberto López y Rivas, vieron en el Plan México 2030 del Ex prsidente Felipe Calderón el proyecto de ceder el control del país a Estados Unidos.
Cockcroft además, junto con el periodista e investigador Gilberto López y Rivas, vieron en el Plan México 2030 del Ex prsidente Felipe Calderón el proyecto de ceder el control del país a Estados Unidos.
La
guerra contra el narco, dice Cockcroft, sirve para “justificar a Estados Unidos
enviar a su personal y participar en las operaciones de inteligencia para así
incrementar el control de la población de ambos países”. Y agrega que los
mexicanos, en el estupor del duopolio televisivo “no saben que la guerra es una
excusa para militarizar la nación”.
Una prueba de esto es la Oficina
Binacional de Inteligencia con sede en la Ciudad de México, la cual no ha
recibido mucha publicidad pero tiene agentes de la Agencia de Inteligencia
Militar (DIA), la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO) y la Agencia
Nacional de Seguridad (NSA), dependientes del Departamento de la Defensa, el
Pentágono.
Asimismo hay delegados de la Agencia Federal Antinarcóticos (DEA), la Oficina Federal de Investigación (FBI) y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), que responden al Departamento de Justicia.
Asimismo hay delegados de la Agencia Federal Antinarcóticos (DEA), la Oficina Federal de Investigación (FBI) y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), que responden al Departamento de Justicia.
El
periodista Miguel Ángel Granados Chapa escribió en este artículo:
"Al
llegar el 25 de marzo de 2009 anunció que en breve se establecería una oficina
“de implementación bilateral” en México que ‘trabajará para combatir al narcotráfico
y la violencia que trata de diseminar'.
"El
anuncio era preocupante. El 27 de marzo apareció en este mismo lugar una Plaza
Pública titulada escuetamente “La oficina bilateral”.
Granados
Chapa señala que esta oficina no parece ser muy “bilateral” que digamos, es
solamente una base de inteligencia de Estados Unidos en México la cual ha
pasado convenientemente desapercibida por los medios y el gobierno mexicano.
En el 2008 se firmó la Iniciativa
Merida, plan conjunto de cooperación para combatir las drogas. Este plan que
superficialmente suponía que Estados Unidos aceptaba que ellos contribuían al
problema del narcotrafico con su inmensa demanda de drogas y por eso ofrecían 15 mil
millones de dólares, tiene su gato encerrado, o mejor dicho su caballo de troya
encerrado. Desde el 2008, Blackwater, que ahora se llama Xe Services, ya que
tuvo que hacer un lavado de imagen después de que se revelará que había matado
civiles iraquíes, está operando en
México un ejército y un artículo del 2009
de Milenio explica: http://www.milenio.com/node/331635
“En
2007 el Departamento de Defensa de Estados Unidos (también conocido como el
Pentágono) invitó a cinco empresas contratistas —nombre que se les da a las PMC
por brindar sus servicios por contrato— a trabajar con el CNTPO (Counter Narco
Terrorism Program Office), la oficina del Ejército estadunidense que opera
dentro del Plan Mérida.
De acuerdo con una nota del Times Army publicada en el ISR Journal por Paul Richfield, estas cinco empresas se dividirían un presupuesto de 15 mil millones de dólares a pagarse en cinco años. Entre este grupo selecto se confirmó en aquel entonces la participación de dos: ARINC, “un proveedor de sistemas de comunicación aéreos” (aviones y helicópteros entre otros) y la PMC Blackwater USA (actualmente Xe Services), denominada por su dueño, Erik Prince, la quinta columna del Ejército estadunidense.
De acuerdo con una nota del Times Army publicada en el ISR Journal por Paul Richfield, estas cinco empresas se dividirían un presupuesto de 15 mil millones de dólares a pagarse en cinco años. Entre este grupo selecto se confirmó en aquel entonces la participación de dos: ARINC, “un proveedor de sistemas de comunicación aéreos” (aviones y helicópteros entre otros) y la PMC Blackwater USA (actualmente Xe Services), denominada por su dueño, Erik Prince, la quinta columna del Ejército estadunidense.
“…gran
negocio: de la mano del Pentágono y a través del Plan Mérida se encuentra en
operaciones en México uno de los ejércitos privados más poderosos del mundo,
Blackwater, empresa que cambió su nombre a Xe Services luego de verse
involucrada en un tiroteo en Irak donde fallecieron 16 civiles.
Y aunque junto con otras empresas del ramo se hacen llamar Peace Operation Companies (Empresas para Operaciones de Paz), lo cierto es que organizaciones internacionales como la Cruz Roja y la ONU consideran mercenarias a las Compañías Militares Privadas (PMC por sus siglas en inglés)”.
Y aunque junto con otras empresas del ramo se hacen llamar Peace Operation Companies (Empresas para Operaciones de Paz), lo cierto es que organizaciones internacionales como la Cruz Roja y la ONU consideran mercenarias a las Compañías Militares Privadas (PMC por sus siglas en inglés)”.
Quizás
lo más oscuro de esto es que en el caso de que se llegue a dar “un estado
fallido” o una revolución que atente contra la seguridad de Estados Unidos, el
ejército de Blackwater ya está listo para entrar y operar, en cierta forma ya
está dentro del país.
En
el 2010 el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis Blair,
declaró que la violencia en México y en Centroamérica era el resultado de la
ingobernabilidad y de “estados fallidos”. Obama ha advertido que la lucha
contra el extremismo violento y el terrorismo incluye enemigos difusos,
regiones inestables y estados fallidos.
En
el 2009 se nombró a Carlos Pascual embajador de EU en México, un experto en la
reconstrucción de naciones y estados fallidos con 27 años de experiencia en
Haiti, África, Medio Oriente y Europa del Este. Según Naomi Klein, Pascual es
un experto en “terapia de shock” para “estados fallidos”. Pascual llegó a
México para coordinar la Oficina Binacional de Inteligencia.
Por
el momento, dice Cockcroft,:
“El gobierno mexicano no es un estado fallido
porque cumple todas las tareas asignadas por el imperio. Toda la propaganda de
Washington está a favor de la militarización de México para proteger los
intereses de las corporaciones trasnacionales y de la banca extranjera”.
Cockcroft
reflexiona que si bien la guerra contra el narco ha traído interminables
fracasos, también ha generado exitos:
“Se han enriquecido los bancos a través
de arreglos secretos para lavar dinero, mientras reciclan enormes cantidades de
dinero sucio en muchos sectores legitimos de la economía. También mantiene
imnensas ganancias en el mercado internacional de drogas para los países que
exportan y sus gobiernos, una buena parte de lo cual es reciclado en los
mercados internacionales de armas para el beneficio de los fabricantes. Estados
Unidos vende más armas que todos los países que producen armas juntos. Es el
arsenal de la muerte del mundo”.
Otros
de los puntos a notar de la guerra contra el narcotráfico es que se teje una
red militar en América Latina:
“La guerra contra las drogas patrocinada por
Washington y sus aliados no tiene mucho que ver con la seguridad nacional o
acabar con el tráfico de drogas, pero si todo que ver con generar ganancias. Involucra
fraguar alianzas estratégicas contra los gobiernos de países como Venezuela,
Ecuador y Bolivia. La alianza clave para Estados Unidos es la cadena de
gobiernos neoliberales en la costa Pacífico: Chile, Perú, Colombia, todo
Centroamérica, excepto Nicaragua (donde obviamente Washington está fomentando un
estado fallido) y, claro, México”.
Cockcroft
cree que el ex presidenrte Calderón está regalando o regaló la soberanía de México al integrarlo con
Estados Unidos.
Según
el análisis del proyecto transexenal de Calderón “Plan México 2030” que hace
Gilberto López y Rivas, no es fortuito calificar al México 2030 como el plan
para la “ocupación integral”. López y Rivas ve en la Guerra contra el narco:
“Un
proceso de militarización y criminalización de las luchas sociales, donde se ve
la mano de un Estado autoritario dispuesto a usar la violencia selectiva y,
como lo hizo en la Guerra Sucia con las desapariciones forzadas, con impunidad
en el terreno represivo, supuestamente, en contra de los cárteles de las
drogas”.
Un
reciente artículo dela revista Contralínea cita a militares mexicanos que
atisban el plan intervencionista:
"Institucionales,
acostumbrados a callar sus diferencias con los civiles y renuentes a comentar
las discrepancias al interior de las Fuerzas Armadas, esta vez los militares
prefieren hablar. Señalan que parte de la violencia que se ha desatado en las
últimas semanas podría ser “inducida”. Y acusaron al gobierno del ex presidente Felipe de Jesús
Calderón Hinojosa de preparar el “escenario” para una intervención
estadunidense abierta.
"Aseguran
contar con información de que los atentados con carros bomba (uno realizado en
Ciudad Juárez, Chihuahua, el 16 de julio, y dos más en Ciudad Victoria,
Tamaulipas, el 26 de agosto de 2010) pudieron no ser obra de las bandas de
narcotraficantes. Incluso, es probable que no hayan sido realizados por
mexicanos”.
El
político de izquierda Porfirio Muñoz Ledo afirmó ayer que la guerra contra el
narco es falsa y "es el pretexto para una invasión silenciosa de Estados
Unidos"
Lo
expuesto aquí nos hace pensar que el oscuro episodio que atraviesa México no es
el resultado del caos y la violencia generada por el narco y el pueblo, o no
solamente es el resultado de la pobreza y del mal manejo histórico del gobierno
mexicano. Tampoco es solamente el efecto secundario de la enorme demanda de
drogas que genera Estados Unidos, puesto que, como expusimos en este artículo.
esa demanda ha sido fomentada hsitóricamente por el mismo gobierno de EU (que
ya pasó por la etapa de crear un estado policial bajo so prexeto de las droas)
precisamente para mantener en auge el negocio internacional de las drogas y
quizás también para poder ejecutar el plan de crear estados fallidos en
Colombia, Afganistán, Pakistán y posiblemente México. Bajo una maquiavélica
aplicación de la diálectica, se crea un problema y luego se ofrece una
solución. Hemos visto que de los 15 mil millones de dólares de ayuda que
Estados Unidos ofreció, dinero de sus contribuyentes, buena parte de ese pastel
se lo llevan compañías de la elite como Blackwater (Xe Services), una compañía
cuyo dueño Erik Prince está estrechamente ligado a la familia Bush y a grupos
cristianos. Lo más radical y atemorizante que se perfila en el horizonte es el
problema del estado fallido en México y la solución de la intervención militar
de Estados Unidos.
En algún momento tal vez sea necesaria, como señala Cockcroft, una segunda revolución, que en realidad, sería la primera.