jueves, 26 de noviembre de 2009

-THE OBAMA DECEPTION (LA DECEPCION DE OBAMA)


Este es el documental de 1 hora 53min 40seg es sobre la presidencia de Barack Obama y esta puesto en YouTube por su mismo autor Alex Jones. (Esta en inglés)

Algunos puntos pueden ser exagerados o supuestos pero también hay muchas verdades.

“The Obama Deception” es una imponente documental que destruye completamente el mito de que Barack Obama está trabajando por los intereses de los americanos. El fenómeno Obama es una estafa cuidadosamente diseñada por la élite financiera de Wall Street y la Reserva Federal (que no es federal). Él ha sido enaltecido como el salvador, en un intento de engañar a los estadounidenses para aceptar los nuevos planes de la élite financiera. Hemos llegado a una coyuntura crítica en los planes del Nuevo Orden Mundial. No se trata de izquierda o derecha: Se trata de un Único Gobierno Mundial. Los bancos internacionales planean saquear a los habitantes de Estados Unidos y convertirlos en esclavos en una Plantación Global. En este film se descubre: Para quién trabaja Obama, qué mentiras dijo, su agenda real, y la gente que rodea la administración Obama.

Obama esta continuando el proceso de la transformación de USA en un reflejo de la Alemania nazi, con servicio militar obligatorio, spias civiles, intervención de líneas de teléfonos sin ordenes judiciales, ley marcial, etc.

Los que controlan a Obama están abiertamente anunciando la creación de un nuevo Banco Mundial que dominara cada nación a través de fuerza militar e impuestos a las emisiones de dióxido de carbono.
Los banqueros internacionales provocaron la crisis económica para llevar a la quiebra a todos los países y empezar el gobierno Mundial.

Si quieres saber los hechos y terminar con el auto bombo, ésta es tu documental.


Algunos temas en el documental

  • Muchos Presidentes de USA no han servido directamente a Estados Unidos, sino a los banqueros, los militares y en especial a WallStreet. Obama tampoco será la excepción en este punto.
  • Puede que el fenómeno social de Obama sea una máscara, un teatro, muy cuidadosamente montado. Se menciona a los miembros de New World Order.
  • George Bush y Barack Obama tienen los mismos jefes.
  • USA ya no es acerca de partidos de Izquierda o Derecha, es acerca de ganar dinero y rápido, por cualquier medio.
  • Se menciona el poder sobre los Presidentes de USA de la Elite de los Banqueros Internacionales.
  • El Presidente de USA sirve al Complejo Industrial de los Militares y ellos a la Elite de los Banqueros.
  • En 1991 David Rockefeller estuvo a la cabeza del Grupo Bilderberg, definió al New World Order.
  • New World Order es Dictatorial.
  • La crisis financiera es un paso meticulosamente dado en los planes del New World Order.
  • Barack Obama es sólo un producto que nos han vendido al mundo entero.
  • El Grupo Bilderberg esta compuesto por 125 de los hombres más ricos y poderosos del planeta.
  • En el documental se ve para quien pudiera estar trabajando Obama, que mentiras y contradicciones ya ha realizado y cual es su verdadera agenda.

martes, 17 de noviembre de 2009

-GUERRA, PAZ Y EL NOBEL DE OBAMA

La doble faz del presidente estadounidense

por Noam Chomsky*

Son con los hechos y acciones -no con palabras y discursos-, que la verdadera esencia de un hombre político, en este caso de Barack Obama, queda plasmada. Y es esto lo que está sorprendiendo a más de un intelectual o analista político. La mayoría de las promesas formuladas durante su campaña electoral: cierre de Guantánamo -centro de tortura en Cuba-, la retirada militar en Irak después de la invasión del país por el petróleo u otras no son respetadas. El reconocido pensador Noam Chomsky comenta esta situación.



El presidente Barack Obama hablando en la base Naval Air Station Jacksonville, en Florida, 26 de octubre de 2009.
Foto fuente: White House.

Las esperanzas y perspectivas para la paz no estaban bien fundadas ni de lejos. La tarea consiste en afinarlas. Presumiblemente fuera ése el intento de la comisión del Premio Nobel de la Paz al elegir al presidente Barack Obama. El premio «parecía una suerte de plegaria e impulso de la comisión del Nobel a un liderazgo estadounidense más consensuado», tal y como escribieron Steven Erlanger y Cerril Gay Stolberg en The New York Times.

La naturaleza de la transición Bush-Obama radica directamente en la probabilidad de que las plegarias y los ánimos puedan implicar algún progreso.

Las preocupaciones de la comisión del Nobel eran válidas. Escogían la retórica de Obama en punto a la reducción del armamento nuclear.

Precisamente ahora las pretensiones nucleares de Irán dominan los titulares. Las advertencias son que Irán puede estar ocultando algo a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) y violando la Resolución 1887 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el mes pasado y jaleada como una victoria de los esfuerzos de Obama por contener a Irán.

Significativamente, el debate sigue sobre si la reciente decisión de Obama de reconfigurar los sistemas de defensa de misiles en Europa es una capitulación ante los rusos o un pragmático paso adelante en la defensa de Occidente ante un ataque nuclear iraní.

El silencio es a menudo más elocuente que el más atronador de los clamores, de modo que atendamos a aquello que permanece implícito.

En pleno furor sobre la doblez iraní, la IAEA aprobó una resolución en que exhortaba a Israel a suscribir el Tratado de no proliferación nuclear (NPT) y abrir sus instalaciones nucleares a su inspección [1].
Los Estados Unidos y Europa intentaron bloquear la resolución, pero ésta salió adelante de todos modos.

Los medios de comunicación obviaron en la práctica el acontecimiento.

Los Estados Unidos aseguraron a Israel su apoyo al rechazo de la resolución, reiterando un acuerdo secreto que ha permitido a Israel mantener su arsenal nuclear a resguardo de las inspecciones internacionales, según funcionarios habituados a esos arreglos [2].

De nuevo los medios de comunicación permanecieron en silencio.

Los funcionarios indios saludaron la Resolución 1887 de la ONU con el anuncio de que la India «puede construir ahora armas nucleares del mismo poder destructivo que los arsenales con mayor poder nuclear del mundo», según informó Financial Times.

Tanto la India como Pakistán están aumentando sus programas de armamento nuclear. Han estado por dos veces cerca de la guerra nuclear, y los problemas que a punto han estado de encender la catástrofe permanecen vivos en gran medida.

Obama saludó la Resolución 1887 de modo distinto. El día antes de que se le concediera el premio Nobel por su compromiso con el estímulo de la paz, el Pentágono anunciaba que estaba acelerando la distribución de las más letales armas no nucleares en su arsenal: 13 toneladas de bombas para bombarderos sigilosos B-2 y B-52, diseñadas para destruir búnkeres ocultos en profundidades y protegidos por 10.000 libras de hormigón.

No es ningún secreto que esos cazadores de búnkeres podrían emplearse contra Irán. Los planes por tales «destructores de artillería masiva» empezaron en los años de Bush, pero languidecieron hasta que Obama hizo un llamamiento a desarrollarlos más rápidamente cuando llegó al poder.

Unánimemente aprobada, la Resolución 1887 exhorta a poner fin a las amenazas de fuerza y a la firma por todos los países del NPT, como hiciera Irán hace años.

Quienes no lo han firmado son la India, Israel y Pakistán y todos ellos han desarrollado armas nucleares con la ayuda de los EEUU, violando el NPT.

A diferencia de los Estados Unidos, Israel y la India (que ocupa brutalmente Cachemira), Irán no ha invadido a ningún otro país desde hace centenares de años.

La amenaza de Irán es minúscula.

Si tuviera armas nucleares y sistemas de transporte para utilizarlos, el país sería desintegrado. El analista estratégico Leonard Weiss apunta que creer que Irán vaya a utilizar armamento nuclear para atacar a Israel o a cualquier otro «es tanto como asumir que los líderes iraníes están locos» y que están deseando ser reducidos a «polvo radioactivo», y añade que los submarinos portamisiles de Israel son «prácticamente impermeables a los ataques militares preventivos», por no hablar del inmenso arsenal estadounidense.

En sus maniobras navales de julio, Israel envió sus submarinos Dolphin, capaces de transportar misiles nucleares al mar rojo a través del Canal de Suez, a veces acompañados de buques de guerra, a una posición desde donde podrían atacar a Irán [3], ya que tienen el «derecho de soberanía» para hacerlo, según el vicepresidente de los EEUU, Joe Biden.

No es la primera vez que se cubre con un velo de silencio lo que aparecería en titulares de portada en sociedades que valoraran su libertad y se preocuparan por el destino del mundo.
El régimen iraní es duro y represivo y persona humana alguna quiere que Irán o cualquier otro disponga de armamento nuclear.
Pero un mínimo de honestidad no haría daño al tratar estos problemas.

Al Premio Nobel de la Paz, huelga decirlo, no le interesa sólo la reducción de la amenaza de una guerra nuclear terminal, sino más bien la guerra en general y la preparación para ésta. En lo tocante a esto, la selección de Obama produce sorpresa, no menor en Irán, rodeado de ejércitos de ocupación estadounidenses.

En las fronteras de Afganistán y Pakistán, Obama ha intensificado la guerra de Bush y es probable que prosiga ese camino, quizás con dureza.

Obama ha dejado claro que los Estados Unidos proyectan a largo plazo un despliegue mayor en la región. Lo indica suficientemente esa enorme ciudad dentro de la ciudad llamada la embajada de Bagdad, distinta de cualquier otra embajada del mundo.

Obama ha anunciado la construcción de macroembajadas en Islamabad y Kabul y consulados enormes en Peshawar y en todas partes.

Informes independientes sobre presupuestos y controles de seguridad para el ejecutivo sostienen que la demanda de la «administración de 538.000 millones de dólares para el Departamento de Defensa en el año fiscal 2010 y su acreditada intención de mantener un nivel alto de financiación en los próximos años colocan al presidente en el camino de gastar más en defensa, en dólares reales, que cualquier otro presidente en un solo mandato desde la Segunda Guerra Mundial».
«Y no se contabilizan los 130.000 millones adicionales que la administración ha solicitado para financiar las guerras de Iraq y Afganistán durante el próximo año, lo que supondrá un gasto militar previsto para los próximos años aun mayor».





Malalai Joya.


La comisión del Premio Nobel de la Paz bien podría haber elegido opciones verdaderamente dignas, entre las que destaca la excepcional activista afgana Malalai Joya.

Esta valiente mujer sobrevivió a los rusos y después a los islamistas radicales, cuya brutalidad fue tan extrema que la población dio la bienvenida a los talibanes.

Joya ha resistido también a los talibanes y ahora al retorno de los señores de la guerra bajo el gobierno de Karzai.

Durante todo este tiempo, Joya ha trabajado concienzudamente por los derechos humanos, especialmente por los de las mujeres; ha sido elegida al parlamento y posteriormente expulsada por seguir denunciando las atrocidades de los señores de la guerra.

Actualmente vive bajo gran protección, pero prosigue el combate, de palabra y de hecho. Mediante acciones así, repetidas en todas partes lo mejor que podamos, las expectativas de paz se acercan lentamente a las esperanzas.




sábado, 7 de noviembre de 2009

-EL SECRETO DE GUANTAMO

Estados Unidos, Imperio de la barbarie

por Thierry Meyssan*

Usted cree quizás que está informado sobre lo sucedido en Guantánamo y le sorprende que el presidente Obama no logre cerrar ese centro de tortura. Pues se equivoca. Usted no conoce la verdadera finalidad de ese dispositivo y lo que lo hace indispensable para la actual administración.

¡Cuidado! Si lo que usted quiere es seguir pensando que existen valores comunes entre nosotros y Estados Unidos y que debemos seguir siendo aliados de Washington, absténgase de leer este artículo.



Detenido a la salida de una sesión de “acondicionamiento” en Guantánamo.


Todos recordamos las fotos de torturas que circularon por Internet. http://www.voltairenet.org/article13691.html Se presentaban como trofeos de guerra que habían recogido unos cuantos soldados estadounidenses. Pero, al no poder verificar su autenticidad, los grandes medios de difusión no se atrevían a reproducirlas. En 2004, la cadena CBS les dedicó un reportaje. Comenzó así un gran movimiento de denuncia de los malos tratos infligidos a los iraquíes.

La cárcel de Abu Ghraib demostraba que la supuesta guerra contra la dictadura de Sadam Husein era en realidad una guerra de ocupación como cualquier otra, con la misma secuela de crímenes. Washington aseguró, como era de esperar, que se trataba de excesos cometidos a espaldas de los mandos por unos cuantos individuos no representativos, calificados como «manzanas podridas». Algunos soldados fueron arrestados y juzgados para que sirvieran de ejemplo. Y se cerró el caso hasta las siguientes revelaciones.

Simultáneamente, la CIA y el Pentágono iban preparando a la opinión pública, tanto en Estados Unidos como en los países aliados, para un cambio de valores morales. La CIA había nombrado un agente de enlace con Hollywood, el coronel Chase Brandon (un primo de Tommy Lee Jones), y contratado a célebres escritores (como Tom Clancy) y guionistas para escribir nuevos guiones para películas y series de televisión. Objetivo: estigmatizar la cultura musulmana y banalizar la tortura como parte de la lucha contra el terrorismo. Como ejemplo de ello, las aventuras del agente Jack Bauer, en la serie 24h, han sido abundantemente subvencionadas por la CIA para que cada temporada llevara un poco más lejos los límites de lo aceptable.

En los primeros episodios, el héroe intimida a los sospechosos para sacarles información. En los episodios siguientes, todos los personajes sospechan unos de otros, y se torturan entre sí, con más o menos escrúpulos y cada vez más seguros de que están cumpliendo con su deber. En la imaginación colectiva, siglos de humanismo fueron así barridos y se impuso una nueva barbarie. Esto permitía al cronista del Washington Post, Charles Krauthammer (que además es siquiatra) presentar el uso de la tortura como «un imperativo moral» (sic) http://www.voltairenet.org/article121058.html en estos difíciles tiempos de guerra contra el terrorismo.

La investigación del senador suizo Dick Marty confirmó al Consejo de Europa que la CIA había secuestrado a miles de personas a través del mundo, entre ellas varias decenas –posiblemente cientos– habían sido secuestradas en territorio de la Unión Europea. Vino después la avalancha de testimonios sobre los crímenes perpetrados en las cárceles de Guantánamo (en la región del Caribe) y de Baghram (Afganistán). Perfectamente acondicionada, la opinión pública de los Estados miembros de la OTAN aceptó la explicación que se le dio y que tan bien cuadraba con las novelescas intrigas que la televisión le venía sirviendo: para poder salvar vidas inocentes Washington estaba recurriendo a métodos clandestinos, secuestrando sospechosos y haciéndolos hablar mediante métodos que la moral pudiera rechazar pero que la eficacia había hecho necesarios.

Fue a partir de esa narración simplista que el candidato Barack Obama se levantó contra la saliente administración Bush. Convirtió la prohibición de la tortura y el cierre de las prisiones secretas en medidas claves de su mandato. Después de su elección, durante el periodo de transición, se rodeó de juristas de muy alto nivel a los que encargó la elaboración de una estrategia para cerrar el siniestro episodio. Ya instalado en la Casa Blanca, dedicó sus primeros decretos presidenciales al cumplimiento de sus compromisos en la materia. Aquella prontitud conquistó a la opinión pública internacional, suscitó una inmensa simpatía hacia el nuevo presidente y mejoró la imagen de Estados Unidos ante el mundo.

El único problema es que, al cabo de un año de la elección de Barack Obama, se han resuelto unos cientos de casos individuales pero en el fondo nada ha cambiado. El centro de detención creado por Estados Unidos en su base militar de Guantánamo sigue ahí y no hay esperanzas de cierre inminente. Las asociaciones de defensa de derechos humanos señalan además que los actos de violencia contra los detenidos han empeorado.

Al ser interrogado sobre el tema, el vicepresidente estadounidense Joe Biden declaró que mientras más avanzaba en el expediente de Guantánamo, más cosas que hasta entonces ignoraba iba descubriendo. Y después advirtió a la prensa, enigmáticamente, que no se podía abrir la caja de Pandora.
Por su parte, el consejero jurídico de la Casa Blanca, Greg Craig, quiso presentar su renuncia, no porque considere que haya fallado en su misión de cerrar el centro, sino porque estima en este momento que se le ha dado una misión imposible.

¿Por qué el presidente de los Estados Unidos no logra que lo obedezcan en su propio país? Si ya todo está dicho sobre los abusos de la era Bush, ¿por qué se habla ahora de una caja de Pandora y qué es lo qué es lo que causa tanto temor?

El problema es que el sistema es en realidad mucho más extenso. No se trata solamente de unos cuantos secuestros y una prisión. Y lo más importante es que su finalidad es radicalmente diferente de lo que la CIA y el Pentágono le han hecho creer al público. Antes de emprender este descenso al infierno, es conveniente aclarar algo.


El secretario de Defensa Donald Rumsfeld participó en las reuniones del Grupo de los Seis, que se encargó de escoger las formas de tortura que debían aplicar los militares estadounidenses. Aquí vemos a Rumsfeld durante visita a la cárcel de Abu Ghraib (Irak).



Contrainsurgencia

Lo que hizo el ejército estadounidense en Abu Ghraib no tenía nada que ver, por lo menos al principio, con los experimentos que está realizando la US Navy [la Marina de Guerra de los Estados Unidos] en Guantánamo y en sus otras prisiones secretas. Se trataba entonces simplemente de lo que hacen todos los ejércitos del mundo cuando se transforman en policía y se enfrentan a una población hostil. Tratar de dominarla a través del terror. En este caso, las fuerzas de la coalición reprodujeron [en Irak] los crímenes que los franceses cometieron durante la llamada batalla de Argel contra los argelinos, a los que además los franceses seguían llamando «compatriotas». El Pentágono recurrió al general francés retirado Paul Aussaresses, especialista en «contrainsurgencia», para que se reuniera con los oficiales superiores.

Durante su larga carrera, Aussaresses acompañó a los Estados Unidos dondequiera que Washington emprendió «conflictos de baja intensidad», principalmente en el sudeste asiático y en Latinoamérica.

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos instala dos centros de entrenamiento en esas técnicas, la Political Warfare Cadres Academy (en Taiwán) y la School of Americas [conocida en español como Escuela de las Américas] (en Panamá). En ambas instalaciones se impartían cursos sobre la tortura destinados a los encargados de la represión en el seno de las dictaduras asiáticas y latinoamericanas.

Durante los años 1960 y 70, la coordinación de ese dispositivo se desarrollaba a través de la World Anti-Communist League, de la que eran miembros los jefes de Estado interesados [1]. Aquella política alcanzó considerable extensión durante las operaciones Phoenix en Vietnam (“neutralización” de 80,000 individuos sospechosos de ser miembros del vietcong) [2] y Cóndor en América Latina (“neutralización” de opositores políticos a escala continental) [3]. El esquema de articulación entre las operaciones de limpieza en las zonas insurgentes y los escuadrones de la muerte se aplicó exactamente de la misma manera en Irak, sobre todo durante la operación Iron Hammer [4].

La única novedad en el caso de Irak es la distribución entre los soldados estadounidenses de un clásico de la literatura colonial, The Arab Mind, del antropólogo Raphael Patai, con un prefacio del coronel Norvell B. De Atkine, jefe de la John F. Kennedy Special Warfare School, nueva denominación de la siniestra Escuela de las Américas desde que ésta se mudó a Fort Bragg (en Carolina del Norte) [5]. Este libro, que presenta en tono doctoral toda una serie de estúpidos prejuicios sobre los «árabes» en general, contiene un célebre capítulo sobre los tabúes sexuales, utilizados en la concepción de las torturadas aplicadas en Abou Ghraib.

Las torturas perpetradas en Irak no son simples casos aislados, como afirmó la administración Bush, sino que se integran en toda una estrategia de contrainsurgencia. La única forma de ponerles fin no es la condena moral sino la solución de la situación política. Pero Barack Obama sigue dilatando el retiro de las fuerzas extranjeras que ocupan Irak.




Exitoso autor, inventor de la psicología positiva, profesor de la universidad de Pensilvania y ex presidente de la American Psychological Association, Martin Seligman supervisó las torturas experimentales aplicadas a los prisioneros en Guantánamo.


Los experimentos del profesor Biderman

Fue con una perspectiva muy diferente que el profesor Albert D. Biderman, siquiatra de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, estudió para la Rand Corporation el acondicionamiento de los prisioneros de guerra estadounidenses en Corea del Norte.

Mucho antes de Mao y del comunismo, los chinos habían perfeccionado refinados métodos destinados a quebrar la voluntad de un detenido e inculcarle el deseo de hacer confesiones. Su uso durante la guerra de Corea dio ciertos resultados. Prisioneros de guerra estadounidenses confesaban con toda convicción ante la prensa crímenes que quizás no habían cometido. Biderman presentó sus primeras observaciones durante una audiencia en el Senado, el 19 de junio de 1956, y más tarde, al año siguiente, ante la Academia de Medicina de Nueva York (Ver documentos disponibles en línea a través del vínculo que aparece al final de este artículo). Biderman definió 5 estados a través de los cuales transitan los «sujetos».

1. Al principio el prisionero se niega a cooperar y se encierra en el silencio.

2. Mediante una mezcla de brutalidades y gentileza, es posible hacerlo pasar a un segundo estado en que se le induce a defenderse de las acusaciones que se le hacen.

3. Posteriormente el prisionero empieza a cooperar. Sigue proclamando su inocencia pero trata de complacer a sus interrogadores reconociendo que quizás ha cometido alguna falta sin querer, por accidente o por descuido.

4. Cuando transita por la cuarta fase, el prisionero está ya completamente desvalorizado a sus propios ojos. Sigue negando las acusaciones de que es objeto, pero confiesa su naturaleza criminal.

5. Al final del proceso el prisionero admite ser el autor de los hechos que se le imputan. Incluso inventa detalles complementarios para acusarse a sí mismo y reclama que se le castigue.

Biderman examina también todas las técnicas utilizadas por los torturadores chinos para manipular a los prisioneros: aislamiento, monopolización de la percepción sensorial, cansancio, amenazas, gratificaciones, demostraciones del poder de los carceleros, degradación de las condiciones de vida, formas de sometimiento. La violencia física tiene un carácter secundario, la violencia sicológica se hace total y tiene carácter permanente.

Los trabajos de Biderman sobre el «lavado de cerebro» adquirieron una dimensión mítica. Los militares estadounidenses empezaron a temer que el enemigo pudiera utilizar contra Estados Unidos a los propios soldados estadounidenses ya acondicionados para decir cualquier cosa y quizás para hacer también cualquier cosa. Concibieron entonces un programa de entrenamiento destinado a los pilotos de caza estadounidenses para lograr que éstos se volvieran refractarios a aquella forma de tortura y evitar que el enemigo pudiera “lavarles el cerebro” si caían prisioneros.

Dicha forma de entrenamiento se denomina SERE, siglas que corresponden a Supervivencia, Evasión, Resistencia, Escape (Survival, Evasion, Resistance, Escape). En sus inicios, este curso se impartía en la Escuela de las Américas, pero hoy se ha extendido a otras categorías del personal militar y se imparte en varias bases. Este tipo de entrenamiento se ha implantado además en cada uno de los ejércitos que forman parte de la OTAN.

La decisión de la administración Bush, después de la invasión de Afganistán, fue utilizar esas técnicas para lograr inducir a los prisioneros a hacer confesiones que demostrarían, a posteriori, la implicación de Afganistán en los ataques del 11 de septiembre, validando así la versión oficial sobre los atentados.

Se procedió a construir nuevas instalaciones en la base naval estadounidense de Guantánamo y comenzó allí la realización de experimentos. La teoría del Albert Biderman se completó con los aportes de un psicólogo civil, el profesor Martin Seligman, conocida personalidad que fue presidente de la American Psychological Association.

Seligman demostró que la teoría de Ivan Pavlov sobre los reflejos condicionados tenía un límite. Se pone un perro en una jaula cuyo suelo está divido en dos partes. De forma aleatoria, se envían descargas eléctricas a uno u otro lado del suelo. El animal salta de un lado a otro para protegerse. Hasta ahí no hay nada sorprendente. Posteriormente, se electrifican los dos lados de la jaula.

El animal se da cuenta de que nada puede hacer para escapar de las descargas eléctricas y que sus esfuerzos son inútiles. Y acaba entonces por rendirse. Se acuesta en el suelo y cae en un estado de indiferencia que le permite soportar pasivamente el sufrimiento. Se abre entonces la jaula y… ¡sorpresa! El animal no huye. En el estado psíquico en que se encuentra ya ni siquiera es capaz de hacer oposición. Permanece acostado en el suelo electrificado, soportando el sufrimiento.

La Marina de Guerra estadounidense formó un equipo médico de choque. Esta envió al profesor Seligman a Guantánamo. Conocido por sus trabajos sobre la depresión nerviosa, Seligman es una vedette. Sus libros sobre el optimismo y la confianza en sí mismo son best-sellers mundiales. Y fue él quien supervisó experimentos realizados con personas como conejillos de indias. Algunos prisioneros, al ser sometidos a terribles torturas, acaban sumiéndose espontáneamente en el estado psíquico que les permite soportar el dolor, y que los priva también de toda capacidad de resistencia. Al manipularlos de esa forma, se les lleva rápidamente a la fase 3 del proceso de Biderman.

Basándose también en los trabajos de Biderman, los torturados estadounidenses, bajo la guía del profesor Martin Seligman, realizaron experimentos con cada una de las técnicas coercitivas y las perfeccionaron. Para ello se elaboró un protocolo científico que se basa en la medición de las fluctuaciones hormonales. Se instaló un laboratorio médico en la base de Guantánamo y se recogen muestras de saliva y de sangre de los “conejillos de indias” a intervalos regulares para evaluar sus reacciones. Los torturadoras han ido refinando sus métodos. Por ejemplo, en el programa SERE se monopolizaba la percepción sensorial impidiendo, mediante una música estresante, que el prisionero pudiese dormir.

En Guantánamo se han obtenido resultados muy superiores con los gritos de bebés reproducidos durante días enteros. Antes, el poderío de los carceleros se demostraba mediante golpizas a los prisioneros. En la base naval estadounidense de Guantánamo se creó la Immediate Reaction Force. Se trata de un grupo encargado de castigar a los prisioneros. Cuando esta unidad entra en acción sus miembros portan corazas de protección al estilo de Robocop. Sacan al prisionero de su jaula y lo meten en una pieza de paredes acolchadas y recubiertas de madera enchapada.

Proyectan al “conejillo de indias” contra las paredes, como para romperle los huesos, pero el tapizado amortigua parcialmente los golpes de forma que el prisionero queda atontado sin que se produzcan fracturas.

Pero el principal “adelanto” se ha logrado con el suplicio de la bañera [6]. Antiguamente, la Santa Inquisición sumergía la cabeza del prisionero en un tina llena de agua y lo sacaba justo antes de que muriera ahogado. La sensación de muerte inminente provoca una angustia extrema. Pero se trataba de un procedimiento primitivo y los accidentes eran frecuentes. Actualmente, ni siquiera hace falta una tina llena de agua sino que se acuesta el prisionero en una bañera vacía. Se le ahoga entonces vertiendo agua sobre su cabeza, con la posibilidad de parar inmediatamente. Ahora hay menos accidentes.

Cada “sesión” se codifica para determinar los límites soportables. Varios ayudantes miden la cantidad de agua utilizada, el momento y la duración del ahogamiento. Cuando esta se produce, los ayudantes recogen el vómito, lo pesan y lo analizan para evaluar el gasto de energía y el agotamiento provocado.

En resumen, como decía el director adjunto de la CIA ante una Comisión del Congreso de los Estados Unidos: «Eso no tiene nada que ver con lo que hacía la Inquisición, con excepción del agua» (sic).

Los experimentos de los médicos estadounidenses no se hicieron en secreto, como los del doctor Josef Menguele en Auschwitz, sino bajo el control directo y exclusivo de la Casa Blanca.

Todo se informaba a un grupo encargado de tomar las decisiones, grupo que se componía de 6 personas: Dick Cheney, Condoleezza Rice, Donald Rumsfeld, Colin Powell, John Ashcroft y George Tenet. Este último atestiguó que había participado en una docena de reuniones de trabajo de dicho grupo.

Pero el resultado de esos experimentos no es satisfactorio. Son pocos los “conejillos de indias” que han resultado receptivos. Se logró imponerles lo que debían confesar, pero su estado se mantuvo inestable y no ha sido posible presentarlos en público ante una contraparte.

El caso más conocido es el del seudo Khalil Sheikh Mohammed. Se trata de un individuo arrestado en Pakistán y acusado de ser un islamista kuwaití, aunque es evidente que no se trata de la misma persona.

Al cabo de un largo periodo de torturas, durante las cuales fue sometido 183 veces al suplicio de la bañera sólo durante el mes de marzo de 2003, el individuo dijo haber organizado 31 atentados diferentes a través del mundo, desde el atentado cometido en 1993 en Nueva York contra el WTC hasta los del 11 de septiembre de 2001, pasando por la explosión de una bomba que destruyó un club nocturno en Bali y la decapitación del periodista estadounidense Daniel Pearl. El seudo Sheikh Mohammed mantuvo sus confesiones ante una comisión militar, pero los abogados y jueces militares no pudieron interrogarlo en público porque se temía que, ya fuera de su jaula, se retractara de lo que había confesado.

Para esconder las actividades secretas de los médicos de Guantánamo, la Marina de Guerra estadounidense organizó viajes de prensa a Guantánamo para periodistas complacientes. El ensayista francés Bernard Henry Levy se prestó así para desempeñar el papel de testigo moral visitando lo que quisieron enseñarle. En su libro American Vertigo, Bernard Henry Levy asegura que el centro de detención de la base naval estadounidense de Guantánamo no se diferencia de las demás penitenciarías estadounidenses y que los testimonios sobre las torturas «han sido más bien inflados» (sic) [7].




Una de las cárceles flotantes de la US Navy. Se trata del navío USS Ashland. La cala de fondo aplanado fue modificada para recibir las jaulas con prisioneros y disponerlas en varios niveles.


Las prisiones flotantes de la US Navy

En definitiva, la administración Bush estimó que era muy reducido el número de individuos que podían ser “acondicionados” al extremo de creer que habían cometido los atentados del 11 de septiembre. Concluyó entonces que una gran cantidad de prisioneros debían ser puestos a prueba para seleccionar a los más receptivos.

Teniendo en cuenta la polémica que se desarrolló alrededor de Guantánamo y para garantizar que fuese imposible cualquier acción legal en su contra, la Marina de Guerra de los Estados Unidos creó otras prisiones secretas y las situó fuera de toda jurisdicción, en aguas internacionales.

17 barcos de fondo plano, como los que se destinan al desembarco de tropas, fueron convertidos en prisiones flotantes con jaulas como las de Guantánamo. Tres de esos navíos han sido identificados por la asociación británica Reprieve. Se trata del USS Ashland, el USS Bataan y el USS Peleliu.

Si se suman todas las personas que han sido hechas prisioneras en diferentes zonas de conflicto o secuestradas en cualquier lugar del mundo y transferidas a ese conjunto de prisiones durante los 8 últimos años, resulta que un total de 80,000 personas deben haber pasado por ese sistema, entre ellas por lo menos un millar pudieran haber sido llevadas hasta las últimas fases del proceso de Biderman.

A partir de todo lo anteriormente mencionado, el problema de la administración Obama se resume de la siguiente manera: No será posible cerrar Guantánamo sin que se sepa lo que allí se hizo. Y no será posible reconocer lo que allí se hizo sin admitir que todas las confesiones recogidas son falsas y que fueron inculcadas de forma deliberada a través de la tortura, con las consecuencias políticas que ello implica.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, el tribunal militar de Nuremberg actuó en 12 juicios. Uno de ellos estuvo dedicado a 23 médicos nazis. Siete de ellos fueron absueltos, 9 fueron condenados a penas de cárcel y otros 7 fueron condenados a muerte. Desde entonces existe un Código Ético que rige la medicina a nivel mundial. Ese Código prohíbe precisamente lo que los médicos estadounidenses hicieron en Guantánamo y en las demás cárceles secretas.


Fuente: http://www.voltairenet.org/article162810.html



Por Thierry Meyssan*

Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008)



Bibliografia:

[1] «La Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de mayo de 2004.

[2] «Operación Fénix», por Arthur Lepic, Red Voltaire, 16 de noviembre de 2004.

[3] Ver Operación Cóndor, Pacto criminal, libro de referencia de nuestra colaboradora la historiadora Stella Calloni. «Stella Calloni presentó en Cuba su libro “Operación Cóndor, Pacto criminal”», 16 de febrero de 2006. Ver también, en el sitio de la Red Voltaire: «Berríos y los turbios coletazos del Plan Cóndor», por Gustavo González, 26 de abril de 2006. «Los militares latinoamericanos no saben hacer otra cosa que espiar», por Noelia Leiva, 1º de abril de 2008. «El Plan Cóndor universitario», por Martín Almada, 11 de marzo de 2008.

[4] «La Operación US «Martillo de hierro» en la guerra de Irak», por Paul Labarique, Red Voltaire, 11 de septiembre de 2003.

[5] The Arab Mind, por Raphael Patai, prefacio de Norvell B. De Atkine, Hatherleigh Press, 2002.

[6] También conocido como “el submarino” o con el término inglés “waterboarding”. Nota del Traductor.

[7] American vertigo, por Bernard-Henry Lévy, Grasset & Fasquelle 2006.